Además, en el patio de la casa del damnificado caen a diario preservativos, sábanas y envoltorio de jabones. Desde el albergue se niegan a pagar la cifra pautada por la Justicia.

Un hombre, cansado de no poder recibir visitas en su casa por los ruidos que provenían del albergue transitorio que se encuentra al lado de su casa, decidió denunciar al lugar. Ahora, la justicia determinó que el hotel deberá indemnizarlo por $700 mil.

El caso tuvo lugar en La Plata. Jorge Ruiz, el vecino damnificado, decidió realizar una demanda por ruidos molestos en 2014, dado que su vivienda está pegada a la habitación del hotel ubicado en la calle 1 entre 61 y 62 de la capital provincial, según consignó Telefé Noticias quien entrevistó al hombre.  “El problema comenzó hace muchos años, en 2014, aunque los ruidos vienen desde 2008. Durante más de 10 años cayeron desde la terraza del lugar hacia mi patio: preservativos; latas de gaseosas; vasos de plásticos; sobres de jabones y fundas de almohadas”, relató en declaraciones al mencionado medio.

En ese sentido, el hombre agregó: “La cabecera de mi cama da al baño de la habitación 22, y mi living da directo a esa habitación que es la que está en la planta baja del hotel y es la que más se usa. Ellos tienen una terraza donde cuelgan la ropa y el viento la tira acá”.

Los albergues transitorios de la Ciudad también quieren abrirse al poliamor Luego de una serie de estudios hechos por profesionales, se comprobó lo que Ruiz decía: que el ruido superaba los decibeles permitidos.

Ahora, casi 5 años después de que intervino la Justicia, tuvo una buena noticia dado que falló a su favor y le exige a los dueños del hotel que lo indemnicen con una suma de $500 mil más intereses, lo que hace que el dinero alcance los $700.000. Sin embargo, desde el albergue se niegan a abonar esa cifra.

Según consta en el expediente judicial, Ruiz tuvo consecuencias en la salud por este tema, dado que no podía dormir en toda la noche. También padeció estrés; problemas de acidez y de alimentación. A su vez, perdió un trabajo porque no llegaba a horario por no poder descansar de la manera correcta.

Con todo este escenario y las pruebas a favor del vecino, la jueza que intervino en el caso condenó a los propietarios del albergue a pagar la suma planteada, dado que los ruidos excedían la normal tolerancia permitida. Ahora, desde el hotel no sólo no quieren pagar esa cifra sino que al mismo tiempo incumplen una orden judicial que los instó a acondicionar el lavadero con materiales acústicos para disminuir la vibración.

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