Son vegetarianos, como Adolf Hitler y, como Hitler, también nazis, pero con un pequeño matiz: chilenos, peruanos y bolivianos. De raza aria no tienen ni el blanco de los ojos, así que de haber nacido en los años 30 en Alemania hubiesen tenido todas las papeletas para acabar convertidos en pastillas de jabón.
Este pequeño detalle no parece ser un obstáculo para el Movimiento Emergente Veganista, un grupúsculo de veganos con ramificaciones en los citados países lationamericanos que toman el veganismo y el nazismo por bandera, además de apoyar la causa palestina (con amigos así, quién quiere enemigos) y dar pábulo a un surtido de teorías de la conspiración de amplio espectro: el 11-S lo montó el Mossad, el Holocausto judío es un montaje para justificar el estado de Israel y los extraterrestres nos visitan los primeros jueves de cada mes.
El “líder metapolítico” e “Inga” (algo así como “Fürher”) de este movimiento es Pablo Adolfo Santa Cruz de la Vega, nacido en La Paz (Bolivia) y prolífico autor de libros y vídeos de difusión del veganismo y el nazismo a partes iguales. De la Vega luce un bigote inequívocamente hitleriano y un uniforme que recuerda al de los camisas pardas nazis, incluyendo una versión ¿vegana? de la cruz gamada. Algo así:
Como esto del saludo nazi sigue estando medio mal visto en según qué círculos, los “naziveganos” se han inventado su propio saludo, consistente en extender el brazo en paralelo al cuerpo, con dos dedos flexionados y el resto estirados, mientras se pronuncia “¡Fuerza y Honor!”. Ignoramos cuántos seguidores tiene el Movimiento Emergente Veganista pero tal vez hablemos de decenas, puede que incluso decenas en Chile, Bolivia, Colombia, Perú y alrededores.
Según podemos leer en su biografía en Metapedia [“la enciclopedia -ejem- alternativa”], el líder del veganismo nazi quedó “transmutado” al conocer la “sabiduría hiperbórea” en 2005. No intentes entender qué es eso de la sabiduría hiperbórea porque acabarás con la cabeza hecha mierda. Una sintética introducción al nazi-veganismo es este párrafo escrito por el propio Pablo Adolfo en la citada Metapedia:
“El Movimiento Veganista es un nuevo Nacional Socialismo Místico concebido para portar y expresar los valores arios (Entiéndase como ario, no un rasgo racial biológico, sino un rasgo de valor psicológico y espiritual referido a la capacidad del ser humano para expresar un liderazgo carismático) y gentiles mediante la Runa Odal, con estandartes, brazaletes, banderas, uniformes, orden y elitismo, portador del carisma individual de un Líder completamente comprometido con la causa y el ideal veganista. La idea del Movimiento es emerger en la macroestructura cultural de la colectividad nacional en su conjunto y transformarla de decadente ente amorfo social desvalorizado y sin identidad nacional, en un conglomerado de élite mediante la propagación a todos los estratos de la sociedad de la Sabiduría Hiperbórea contenida en «El Misterio de Belicena Villca».”
En uno de los mítines más multitudinarios celebrados por el movimiento en La Paz, el Inga desarrolla un poco más el ideario del movimiento, que “no es de izquierda ni de derechas”, es decir, fascista hasta la médula. De la Vega no sólo niega el Holocausto judío sino que denuncia “el Holocausto de 115 millones de alemanes por parte de judíos y comunistas”. Con dos cojones y un palito. También la emprende, cómo no, con la “ideología de género”, acusa a los judíos de la “nefasta costumbre” de comer animales y llama a luchar en una inminente “batalla final”, suponemos que contra judíos, comunistas y omnívoros. La espadas están en todo lo alto.